Espejo de las infinitas veces
mencionada noche plutónica,
centellos y relámpagos nocturnos;
tardíos en nuestra presencia de
vela y desvelos paulatinos. Esporádicos.
Confidente de millares de sentimientos,
testigo de litros de lágrimas,
enigma de grandes pensadores,
inspiración de los creadores,
antónima del día soleado.
Guardadora y observadora
de los únicos y verdaderos amores,
que se confiesan en las veladas
ante tu presencia;
en las plazas desoladas
iluminadas con tu soledad,
con tu ingrata presencia
de envidias estelares.
Con tu noche profunda de pasiones
en las caricias de los novios;
que se entregan sus amores
tras un par de pasos,
un coqueteo sincero y
una sonrisa que culmina con un beso.
Ese beso con el que el sol
anhela tocarte,
ese toque de labios que le niegas al gran astro
y tú con tu simple y profunda esencia de asteroide,
miras.
profundizas
suspiras.
alumbras.
Y haces suspirar a esos 2 enamorados
que después de despegar sus labios:
recuerdan.
sienten.
suspiran.
Y, se vuelven a amar.
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