REVOLUCIÓN literaria

crítica y literatura

viernes, 28 de enero de 2011

La misma tradicionalidad y el país de mentiras


Vaya, si que continuamos con la hipótesis, qué digo hipótesis, la teoría mejor comprobada y mayormente aprobada que ninguna otra y casi llegando al grado de ciencia de la psicología e interacción del mexicano. Analizando un texto que se incluye en el libro País de Mentiras de Sara Sefchovich, publicado en Noviembre del 2008, me quedó clara en su totalidad la duda de la interacción del mexicano y mucho más allá también el cómo la burocracia del estado hace uso de la mentira aun después de que avance el tiempo y los acontecimientos sean variados o distintos a los anteriores. Es allí donde la misma solución encaja, y digo la misma, por ser la de siempre: la misma y única respuesta.
En el texto, Sara Sefchovich hace la observación de que en “México se supone que basta con que existan leyes, instituciones y convenios para que las cosas se hagan o se resuelvan”, a esto ella encuentra de que a problema encontrado, institución creada y para qué, pues para que se atienda sin atender, lo que lleva a un modelo de repetición histórica ahora implementado por el Estado a la misma solución, pero en el hecho de que actúen sin actuar. Si situamos esto en nuestra realidad actual, a la actual Burocracia se le ocurre qué; Sara responde: “¿Que hay delincuencia? Se instala una comisión para atender al problema, ¿Que a pesar de eso, sigue la delincuencia? Se organiza un plan de reacción inmediata y máxima alerta, ¿Que de todos modos no se quita la delincuencia? Se forma un grupo intersecretarial…”, Sefchovich concluye diciendo: “Este es el punto central: en México se supone que todo se resuelve si se crean ‘instrumentos’”, ahora después de este planteamiento, aterricemos el análisis en un concepto a poco más de 2 años, posterior a la publicación del libro, y hagamos las mismas preguntas:

¿Que hay delincuencia (narco insurgencia)?
Se instala una comisión que se encargue del problema, ósea, sacas al ejército a las calles.

¿Que a pesar de eso sigue la delincuencia (narco insurgencia)?
Se organiza un plan de acción inmediata y máxima alerta, ósea, realizas cateos, implementas acciones armadas entre el Ejército, la Marina y la PFP.

¿Que de todos modos no se quita la delincuencia (narco insurgencia)?
Se forma un grupo intersecretarial, ósea, piensas en crear un mando único policial.

Vaya que después de ver esto, me doy cuenta qué tan predecible puede ser el mexicano y más, cuando dentro de la burocracia se actúa por medio de mentiras. Las mentiras son las mismas, las soluciones (su forma de actuar desde siempre) también. Mucha reflexión periodística deja el texto de Sara Sefchovich y eso que apenas he leído 30 páginas del País de Mentiras, ¿qué más vendrá?

martes, 18 de enero de 2011

La nueva guerra; se cumple un ciclo más de 100 años


A pesar de la violencia, el país continúa caminando con sus pies en busca del desarrollo en este subdesarrollo democrático que no deja de ser un proceso de desglose de la estirpe capitalista norteamericana en el cual nos hundimos mientras los máximos poderes que imperan y sodomizan a las masas hacen ver que todo está bien, durante el 2010 mientras todos esperaban la consumación del proceso de independencia y a su vez el conclusión de la eterna encomienda nacional de repetir, lo que viene predestinado a través de la voz de la raza que por medio de la tradición le dice al mexicano qué hacer, como lo predijo el escritor y poeta Octavio Paz en su libro El laberinto de la soledad, esta no se dio, o ¿sí?, de acuerdo a los medios encargados del orden, todo transcurrió normal; Atínale al precio seguía otorgando premios a quién mejor estuviera informado del costo de los aparatos del supermercado, sin embargo por otra parte y fuera del mundo “normal” donde no existen problemas, la guerra llegó, quizá no tal cual describiría Marx a una revolución proletaria, ni mucho menos la concepción de guerrilla de Ernesto “el Che” Guevara, pero sí un movimiento plagado de violencia, tal vez sea una guerra civil, o más bien un golpe de estado, ya que los dos entes más fuertes del poder mexicano se enfrentan y tomaron fuerza en la disputa: El poder del Estado contra El narcotráfico mexicano. Tal vez, simplemente es la violencia descarriada sin ningún otro fin que el de escuchar la voz de la raza que orilla a nuestra tradicionalidad a continuar en los mismos patrones de conducta y que probablemente de una forma inconsciente, sin que se enmarque de manera oficial la explosión de una justa armada, se festeje nuevamente un par de guerras de doscientos y cien años de la independencia y revolución, respectivamente, con otra más.
Si analizamos el contexto, la opresión y la pobreza continúan como lo que incentivó al movimiento armado revolucionario en aquel 1910, las posturas y diferencias idealistas también se enmarcan en grandes debates, en los que resalta la posible falta de identidad actual, la política de nuestros días pierde creencia y se debilita poco a poco con la facilidad d emigrar de un partido a otro, de experimentar el hecho de usar la camisa azul y después ponerse la tricolor para llegar a siempre estar en la utópica izquierda mexicana y buscar alianza con los azules y así pasar peregrinando entre todos los partidos políticos, habidos y por haber, sembrando el discurso oficialista de estar a favor del pueblo, de eliminar la crisis, de aniquilar la pobreza, sin embargo sólo se sigue buscando el bien propio. La identidad de una revolución está y continua pérdida en los partidos que se abanderan con el movimiento que continúa en vías de desarrollo como la nación en general y que por seguir entre dimes y diretes se enrolan problemas entre universidades e intereses como el que protagonizó la Universidad de Guadalajara con el Gobierno del estado de Jalisco, el ya famoso y siempre polémico Emilio González. También ese trato entre los intereses de los que más tienen como para hacer de costas áreas restringidas para el público general entre otras cosas.
Más sin embargo toda esta política lo único que provoca es la desunión de todos los sectores y la pérdida día con día de la lucha contra el narcotráfico que genera a diario una violencia sin precedentes en todo el país, donde la insurgencia respaldada por el narcotráfico está manchando a la nación de un rojo que tiñe la bandera en su totalidad y desvanece los otros dos colores, convirtiendo a un México en vías de desarrollo en una nación invadida por la guerra que cumplió un ciclo más de cien años y que se festejara con balazos así como con olor a pólvora y muertos al por mayor y que seguirá atrapado en su tradicionalidad irracional y en las vías de desarrollo dependiendo de otras naciones y no de sí mismo empezando la segunda década de un siglo más, como es costumbre hacerlo ya, entre balas, muertos y guerras, total, esto es México.