Hace unos días, se anunciaba el programa que circundará uno
de los eventos que se esperan con más ansia durante todo el año; La feria
internacional del libro de Guadalajara, que cumple 26 años consolidándose como
la más grande de América latina y la segunda a nivel mundial. Durante el anuncio que encabezaba el líder universitario
Raúl Padilla, informaba sobre los escritores que acudirán durante este 2012.
Hablaba sobre el polémico premio fil a las lenguas romances y el homenaje a
Carlos Fuentes, recientemente fallecido.
La FIL, año con año, acarrea una infinidad de actividades
literarias donde traen consigo, convivios y conferencias. En los salones de la
expo Guadalajara, que año con año alberga al evento, han pasado infinidad de
personalidades y han trascendido una inmensidad de declaraciones. En el marco
de la feria, también resalta el encuentro de periodistas, donde la ya famosa
escuela iberoamericana del periodismo da cátedras de cómo hacer de este
ejercicio, un ejercicio de calidad. En el anuncio resaltó la suspensión del
premio de periodismo cultural Fernando Benítez, por baja calidad en los
trabajos.
El periodismo actual se ha convertido en un ejercicio que se
fundamenta en las declaraciones de los actores y no de las opiniones del
reportero, los géneros periodísticos, mueren o se esconden tras la básica nota,
que muestra una estructura establecida y hace propia la famosa pirámide
invertida, donde la velocidad, más que la veracidad obtiene un sentido propio y
neto en las letras que día con día invaden los diarios del país e incluso los
del mundo.
Esta baja calidad no sólo queda encasillada en el periodismo
cultural, que se dice que sólo cubre eventos y presentaciones, sino que se
encuentra en la política, se encuentra en locales, en la nota roja, en
sociales, espectáculos, deportes... y en todos y cada uno de los campos que son
tocados por el periodismo.
Los culpables del decremento del ejercicio de investigación
son muchos, podríamos citar algunos como los gadgets y las nuevas tecnologías,
las alternativas de contar todo lo que sucede en un espacio de 140 caracteres o
en un estado donde se puede informar también el estado de ánimo, el desayuno,
el coraje etc. También puede entrar como un enemigo del periodismo, la
violencia contra comunicadores que en la actualidad, se convierte en una
profesión donde las palabras pueden ser factor primordial para la conservación
de la vida propia. Sin duda alguna, los medios electrónicos también se
convierten en un yugo del periodismo escrito; las notas, las capsulas, los
enlaces en vivo. Matan la crítica, la creatividad y el arte de una buena
crónica.
Sin duda son muchos los puntos que aniquilan las opciones y
las nuevas ideas a invertir en las páginas que se publican al día con día.
Quizá la que es de mayor importancia es las empresas. Las editoriales son
empresas y los periodistas, antes de ser divulgadores de ideas y pensamientos.
Son empleados que se tienen que apegar al estrés del mundo moderno, donde la
vida en lugar de caminar, corre al tren, corre por el bulevar, llega tarde y se
mueve como una auténtica metrópoli.
No cabe duda que el periodismo está en decremento, sin
embargo tampoco cabe duda que la calidad del periodismo muere en las propias
redacciones, donde el ejercicio periodístico se tiene que limitar a espacios,
compartidos con la publicidad y las ideas del dueño o del patrón que, a final
de cuentas en quien dice qué se publica y qué no. En hora buena llega la muerte
del periodismo y en hora buena mueren los premios que condecoran la
calidad.
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